En las llagas de mi cuerpo perpetúan las semillas de una vida esperando florecer, sobre el brote fecundo ella se envuelve en el polen del placer. En las llagas persisten los deseos de nacer donde un día hubo fuego sólo cenizas quedan y entre las cenizas la oportunidad de renacer. Si las raíces se aferran a la vida florecer sanará las heridas, porque nada es casualidad cuando todos somos las semillas.
Patricia S. Zapién